ELISA MORENO
Segundo Encuentro Estatal de Consejos de Participación Infantil y Adolescente
La familia es uno de los pilares básicos
en la infancia pero también durante la adolescencia. Sin embargo, ¿qué es la
familia o qué consideramos como tal? ¿Son los más pequeños los más mimados?
¿Hay un mínimo de confianza? Algunas de estas preguntas marcaron el inicio de
una asamblea que contó con la participación de 18 adolescentes con edades comprendidas
entre los 13 y los 17 años.
No se les escapa detalle. Respetan los
turnos de palabras, escuchan las respuestas de sus compañeros y se les notan
las ansias de querer expresarse y poder contar sus propias experiencias. Sus
preocupaciones se centran en que sus padres están muy pendientes de ellos o que
la falta de comunicación y la desconfianza llegue a casos extremos: registrarles
las mochilas, olerles el aliento y rastrearles los teléfonos móviles suelen ser
las actitudes más habituales y que más molestan a los jóvenes. Y aunque las continuas llamadas a sus respectivos teléfonos o la hora de llegada suelen ser motivo de disputa estas quedan relegadas a un segundo plano.
Las redes sociales también han jugado un
papel importante en este debate. Lo que estos publican puede llegar a ser
motivo de castigo, de ahí que uno de los asistentes a la controversia se preguntara si eran lo suficientemente mayores y conscientes sobre lo que cuelgan en estos
espacios.
Por otro lado, mientras la comunicación con
sus padres es algo esencial para unos, para otros se asemeja más a un tabú.
Muchos son los que prefieren hablar con sus primos o amigos antes que con sus hermanos o incluso sus progenitores.
Tras dos horas compartiendo impresiones
los chavales sacaron sus propias conclusiones. “Ni que estén encima ni que pasen
totalmente de ti”, comentó Mario, un joven de Sevilla que destacó la comunicación como pilar esencial
en la relación con los adultos. Como colofón, los niños manifestaron que los
padres tienen el derecho a preocuparse por ellos.
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